Ultravioleta

Uno de los medios de los que disponemos para la generación de Ozono es a partir de la radiación ultravioleta.

La radiación ultravioleta ocupa longitudes de onda entre 100 nm* y 400 nm en el espectro electromagnético, entre la luz visible y los rayos X. Se subdivide en 4 bandas: UV-A (Onda larga), UV-B (Onda media), UV-C (Onda corta) y V-UV (Ultravioleta de vacío). En la banda UV-C se desarrolla la acción germicida asociada a la desinfección UV, entre los 200 y los 300 nm -la máxima desinfección se produce a 265 nm-.

A diferencia de los desinfectantes químicos, que inactivan los microorganismos dañando o destruyendo sus estructuras celulares, nuestras lámparas UV generan fotones de radiación ultravioleta que son absorbidos por las moléculas en el ADN del organismo, rompiendo los enlaces de hidrógeno. Esta reacción evita la duplicación del ADN y convierte las moléculas en inactivas. Con la dosis adecuada de radiación UV, la alteración genética es tal que el microorganismo deja de funcionar y muere.

Otra gran diferencia con los desinfectantes químicos es que las lámparas UV no dejan ningún residuo ni contaminación tras su acción, por lo que no generan efectos tóxicos perjudiciales para los seres humanos o cualquier organismo acuático.

Ultravioleta Ozono